domingo, 10 de marzo de 2013

Biomoléculas de oro.


Investigadores del grupo de inmunogenética de la Universidad de Jaén, junto con la empresa jienense Tharsis Biomed y el grupo de Nanobiosensores y aplicaciones analíticas del Centro de investigación de nanociencia y nanotecnología (del CSIC) de Barcelona, han implementado un biosensor basado en una plancha de oro, sobre la que se aplica una proteína que permite capturar anticuerpos de forma ordenada, que, a su vez, sirven para detectan virus u hormonas. 



Esta capacidad de detección de moléculas como virus u hormonas es la que utilizan los chips desarrollados por los investigadores jienenses. “Si utilizamos un símil, nuestro sensor es un velcro molecular: por un lado se adhiere a la plancha de oro y por otro permite capturar anticuerpos de forma ordenada”, explica en la nota de prensa de la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Jaén Antonio Caru.

Precisamente, esa orientación ordenada de los anticuerpos es una de las innovaciones del dispositivo. Las moléculas se colocan mirando hacia arriba, en la misma dirección, una característica que aumenta la sensibilidad y precisión del sensor. “Los tradicionales las moléculas están tumbadas o se disponen en varias direcciones lo que disminuye su efectividad”, precisa.

Los sensores están desarrollados para detectar sustancias como las hormonas del crecimiento o virus en la sangre. Cuando los localiza se produce un cambio del patrón de la luz del sensor, lo que indica que ha descubierto esa proteína o virus. Por tanto, la detección se desarrolla en unos segundos.


Esta celeridad constituye otra de las ventajas del biosensor, que supera los métodos tradicionales utilizados actualmente, denominados test ELISA, y que requieren varias horas para el análisis. “ELISA conlleva añadir suero, esperar a que reaccione, lavar, revelar y leer los resultados, mientras que nuestro método es instantáneo. Salvando las distancias y, siguiendo un símil fotográfico, ELISA se asimilaría al revelado de la fotografía analógica y el nuestro al de las actuales cámaras digitales”, ejemplifica. 


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