sábado, 1 de diciembre de 2012

El cerebro un auténtico Robin Hood.

Robin Hood era un hábil arquero que defendía a los pobres, luchaba contra los altos cargos, que utilizaban la fuerza pública para acaparar ilegítimamente las riquezas de los nobles que se oponían.

Gracias a Investigadores del Instituto de Tecnología de California sabemos que el cerebro tiene un sentido innato de la injusticia.
Las partes del cerebro que están vinculados a la recompensa responden de una formas más fuerte cuando la persona que recibe la recompensa económica es pobre. Esto pasa incluso cuando la persona que  observa es una persona rica.
Que a los seres humanos no nos guste la desigualdad es algo obvio. John O'Doherty, coautor del estudio dijo: "Dile a dos personas que trabajan en lo mismo que sus salarios son diferentes y surgirán problemas" esto es cierto, lo podemos comprobar actualmente, en muchos casos una mujer cobra menos que un hombre aunque estos realicen el mismo trabajo durante el mismo periodo. Pero hasta ahora no sabíamos de donde procedía ese afán por poner en practica la justicia. Thomas N. Mitchell, profesor de Neurociencia Cognitiva del Instituto de Neurociencia explica que en este estudio podemos comprobar que esto no sólo se trata de una regla social sino que existe algo sobre el procesamiento de recompensa en el cerebro que refleja estas consideraciones.

Para realizar el experimento Mitchell y otros investigadores se ayudaron de imágenes de resonancia magnética funcional. Estos estudiaban como respondían las dos áreas del cerebro que procesan las recompensas en 40 voluntarios a los que se les presentaban diferentes situaciones de intercambio de dinero.
Los experimento mostraron que las personas que comenzaban pobres tenían un reacción cerebral más fuerte y no reaccionaban ante el dinero que se les daba a las otras personas, Sin embargo, las personas que empezaban con dinero tenían una reacción cerebral más intensa cuando los pobres conseguían dinero a cuando ellos lo conseguían. Los investigadores explican que a los cerebros de los ricos les gustaba que los pobres consigan dinero. 
Esto demuestra que estás áreas no solo procesan el interés propio sino que responden a lo que consiguen otros individuos. 

Ahora lo único a lo que debemos aspirar es a poner todo ello en práctica.

Belén Troyano Gallegos.

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